martes, 22 de mayo de 2012

La voz del silencio

LAMGEN
Aquellos ojos del color del color, a una
altura azul,
cunden copihues, humo de agua,
con tanto encanto blanco en el espíritu.

¿Había viento a aquellas horas o
eran abejas borrachas
trayendo miel y sangre
al panal de mi cráneo?

Porque el agua es hermosa
y el cielo es hermoso
y ambos son buenos amigos -dijo-

Porque la luz es la cruz de la estrella
y mis pechos la cruz de la luz...

Porque en silencio sabemos lo que somos,
a una altura azul:
el águila y el cisne,
el venado y el puma,
montañas de carne y hueso,
cementerio de la eternidad.


                                                            Jaime Huenún. (Chile)


                                                   La voz del silencio

 “Porque en silencio sabemos lo que somos”, me dijo  Jaime  cierto día . Deduje entonces que en el ruido  aprendemos lo que no somos, y me propuse entonces ignorar lo que el ruido me enseñó.

 Borré de mi mente la montaña de palabras que escuchara en tantas charlas con amigos, o en las radios, o en las canciones de los músicos de turno. Y olvidé el tronar de las máquinas, y el rugir de los motores, y   los sonidos del bosque, y el rumor del agua en el arroyo.

Después de mucho esfuerzo pude desprenderme del ruido del mundo y quedarme con la mente en blanco para escuchar la voz del silencio y llegar a saber lo que soy en realidad.

 El silencio nada dijo.

 Concluí entonces que soy un misterio para mí,  que no se puede expresar con palabras y que ante él sólo debo callar y dejar hablar al corazón.

                                                                                           Raúl Czejer





                                                 


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