martes, 5 de julio de 2011

Cielo nuevo y tierra nueva

    
"Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar no existía ya (...). Ya no había muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior había pasado"
                                                                                   Apocalipsis, 21
                                                                        
                                                           



"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)
(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."
Leonardo Boff: "Casamento entre o céu e a terra". Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09



La conjunción de cielo y tierra se realiza en ti y desde ti se proyecta al mundo. Sin ti, sin tu mirada compasiva y la caricia de tus manos, no hay cielo en la tierra, sino infierno y odio. Tú haces que tus hermanos sean felices o desdichados.


"No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido" (Pedro Arrupe)


"Dios no tiene otro cuerpo que el tuyo y no tiene manos sino las tuyas. Sus únicos pies son los tuyos y tuyos los ojos con que su compasión mira al mundo. Tuyos son los pies con los que camina para ir haciendo el bien, tuyas las manos con que ahora nos tiene que bendecir"           
                                                                                        Teresa de Avila 


                                               

Dios no está allá, en su cielo, desvinculado de la tierra y de la suerte de los hombres. Donde hay alguien que lucha por amor al otro y se sacrifica por su bien, allí está, dándole valor de eternidad.

                                                                                

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